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Vida y Obra

 

Este análisis responde a las siguientes preguntas:
 
1. ¿Cuál fue el contexto histórico, social y político del surgimiento de dicho autor o director de cine?
2. ¿Cuáles son sus principales obras y exponentes? ¿Qué visión artística y filosófica representan?
3. ¿Cómo se definió dicho autor o director en comparación con los otros directores existentes antes de su surgimiento? ¿Cuáles son sus relaciones con las otras artes (pintura, literatura, música, arquitectura, etc.)
4. ¿Qué influencias ejerció sobre movimientos o géneros posteriores? ¿Cuál fue o ha sido su duración en el tiempo?
5. ¿Qué características específicamente cinematográficas muestran más claramente la huella de ese autor o director de cine? ¿Cuáles rasgos de una película son los que la definen como perteneciente a la misma?
 

Luis Ospina nace en Cali el 14 de junio de 1949. Hoy día se ha convertido en un gran exponente del arte cinematográfico no sólo como director sino como clubista (Club de Cali)  y cofundador de varias revistas (Ojo al cine, por ejemplo). Vale decir que sus estudios de cine no fueron propiamente en el país-  sino en California, primero en la USC y luego en la UCLA- pero  sí la mayoría de sus trabajos. 
Aunque el mismo Ospina dice que su género preferido es el documental, en su vida cinematográfica se ha destacado por sus escritos de cine, como Palabras al viento publicado en 2007. Su trabajo ha sido premiado  en festivales internacionales de Oberhausen, Biarritz, La Habana, Sitges, Bilbao, Huesca, Cádiz, Lille, Caracas y Toulouse, pues es casi un hito en la historia cinematográfica colombiana y Latinoamericana. 
 
Ospina en una entrevista publicada en su página se enmarca así mismo en un contexto heterogéneo de cambios y revoluciones sociales:
“Como cineasta soy un producto de los años 60s y 70s (…) Como bien es sabido esos eran años de rebeldía y revolución en casi todo el mundo. Durante mis cuatro años de estudios participé en el movimiento estudiantil y asistí a diversos grupos de estudios marxistas y anarquistas. También colaboré en varias películas militantes que se hicieron cuando los de la escuela de cine de UCLA nos declaramos en huelga y nos tomamos los equipos de la universidad. Todos pensábamos que podíamos cambiar el mundo”. 
Sectorizándonos en el contexto del país, hablamos de una época de violencia, de decadencia, una época de desplazamientos histórico, geográfica, de rupturas sociales, revoluciones de pensamiento, pero también de un desplazamiento simbólico porque a través de las artes, y específicamente del cine se trasforma la fatalidad en representación, y vamos a ver que este discurso crítico y reaccionario es  el que va a
marcar la obra de Ospina: Critica la porno-miseria, los mendigos, la situación de Cali, explota sus suburbios y su mundo bajo. Hace de la violencia una ironía precisamente roque desde chico ha vivido en ese contexto. 
Según Kantaris,  los “violentólogos”, intenta clasificar la Violencia por períodos: “la primera Violencia”, “la segunda Violencia”, “la tercera Violencia”. En tal esquema, la Violencia “original” sería la que se da en torno a los sucesos de 1948, el llamado Bogotazo. La segunda Violencia sería la violencia rural asociada con el auge de las facciones guerrilleras y la respuesta paramilitar, que se desata a partir de los sesenta y que es responsable en gran medida de las migraciones masivas de la población rural hacia los llamados “barrios de invasión” en las tres capitales regionales, Bogotá, Medellín y Cali. La tercera Violencia denominaría la violencia urbana ocasionada por el desempleo y pobreza de estas poblaciones marginales en las grandes ciudades, vinculada al auge de las mafias de la droga en Medellín y Cali desde mitades de los ochenta, que se aprovechan brutalmente de esta mano de obra barata, este, grosso modo es el contexto donde Luis Ospina enmarca sus cortos y largos. 
Podríamos hablar de un contexto de transición a un capitalismo global, a una expansión de perspectiva, c crisis que generan cambios, y el pensamiento cinematográfico de la época se refleja allí, tanto el grupo de Cali como por ejemplo Víctor Gaviria con temas muy similares. En el caso de Ospina por ejemplo se refleja esa influencia social en la película pura sangre, donde hace la critica a ese vampirismo urbano a través de los imaginarios del miedo y la delincuencia común haciendo una analogía clara con el capitalismo salvaje, usa la metáfora de la trasfusión de sangre como el consumo mismo de los cuerpos en esa conformación política de la época, ese terror  chupasangre de las nuevas culturas, tendencias liberacionistas y hedonistas, sexualidades y sustancias alucinógenas. 
Todo esto incluido en el  GRUPO DE CALI,  Cine Club que comenzó como el TEC (Teatro Experimental de Cali), del que estaba encargado Andrés Caicedo hacia 1970 y se fue expandiendo artísticamente a través de la poesía, la crítica, la literatura y el cine. Conformado también, entre otros, por Carlos Mayolo y Patricia Restrepo.
 
Su padre fue el que inicio su pasión por el cine. El hacia películas caseras, filmando escenas cotidianas de la familia y luego las mostraba cada vez que se reunían a ver películas alquiladas. Fue así como conoció sus primeras producciones audiovisuales, entre las que se encontraban las aventuras de Stewart Granger en Scaramouche, las acrobacias de Burt Lancaster y su carnal, el sordomudo, Nick Cravat en El pirata hidalgo,  los westerns con  Buster Crabbe, Gary Cooper  y Cantinflas. 
 A medida que aumentaba su edad, también lo hacia su entusiasmo por el cine y las vistas a los teatros caleños, permitiéndolo conocer los melodramas de Douglas Sirk, como Imitación de la vida, La vida y milagros de José Mojica, las aventuras lejos de casa de Dorothy en El mago de Oz y su primer documental: El desierto viviente, de Walt Disney.
Toda su pasión y entusiasmo por el cine se vio parcialmente interrumpida, cuando empezó a interesarse por un cine más maduro, que proyectaban los teatros bajo ciertas prohibiciones de edad (mayores de 21) y que supo evadir valiéndose de su porte y su malicia. Fue entonces cuando conoció directores como Burt Lancaster,  Kirk Douglas (uno de sus favoritos), John Sturges y su película  Duelo de titanes, las películas de la Nueva Ola francesa y las producciones más pomposas de Hollywood. 
En su juventud ingresa a un colegio en Boston, Estados Unidos, donde uno de sus profesores, el de física, le obsequia su primer libro de cine: una historia del cine japonés por Donald Richie, después de esto Ospina comenzó a frecuentar cines de repertorio donde se mostraban retrospectivas de Bergman, Kurosawa, Fellini y demás directores del momento. Después de salir del colegio se inclino por la arquitectura, pero su corazón ya le pertenecía al cine, en sus propias palabras: “Prefería los planos de los grandes arquitectos del cine como Antonioni, Mizoguchi, Ophüls, Lang y Godard. Y así fue que termino estudiando cine.

A su regreso a Colombia su amigo y vecino Carlos Mayolo le propone hacer Oiga vea, su primer documental, que permitía una visión  crítica de los VI Juegos Panamericanos en medio de una población marginal excluida de participar en ellos como público pero, a pesar de que eran obligados a pagar impuestos por su realización. El mismo efecto de ironizar mediante los contrapuntos sonorosse empleará más adelante en Cali de película (Colombia, 1973). Inspirada en A propós de Nice(A propósito de Niza, Jean Vigo, Francia, 1930),
es una observación elocuente— y excepcionalmente—“silenciosa” sobre una feria popular dela que Ospina y Mayolo extraen, sencillamente, loque hay: las imágenes lo dicen todo. Durante ese tiempo Ospina asiste con Mayolo al Cineclub de Cali, donde conoce a Andrés Caicedo con el cual establece una excelente relación. Se intergra rápidamente a la dirección del Cineclub de Cali, compartida con Hernando Guerrero y RamiroArbeláez. Y con Carlos Mayolo fundamos la revista “Ojo al Cine”. Juntos redescubren el cine colombiano digno de rescatar: las películas neorrealistas imperfectasde Arzuaga, el Julio Luzardo de Río de las tumbas y el trabajo documental de Jorge Silvay Marta Rodríguez.

Su Visión está estructurada por una postura crítica frente a la realidad sociopolítica del país, se caracteriza, entre otros muchos valores, por un rechazo a prejuicios y estereotipos con los que se venia registrando la realidad social, que no permitía que fluyera de una forma veras frente a la cámara, de proponer nuevas formas de montaje donde el espectador también participara de la creación (interpretación) de la historia, contrastando los contenidos audivisuales de los medios de comulación de la época. Teniendo como interés adicional recuperar y crear memoria, centrándose en lo cotidiano y cultural, a través de historias con personajes muy de nosotros “crear con la dinámica de la sociedad”  con Alberto Quiroga empieza la escritura del guión de Agarrando pueblo (1977), fue una repuesta directa en contra del cine de pornomiseria muy común por aquel en toces en los países en desarrollo, a pesar que inicialmente fue bastante mal criticada, luego fue admirada y galardonada. Otras de sus grandes producciones, y que no tuvo una buena acogida del público fue Pura sangre, partiendo del genero del horror decide crear una película de vampiros, inspirándose en las noticias violentas del país y que iban formaban parte del imaginario colectivo. Se trataba de introducir esa imagen tradicional del vampiro a nuestro contexto colombiano. En 1985 dirige con Jorge Nieto el documental En busca de María, sobre la primera película muda colombiana de largometraje hoy tristemente perdida. Y es que pareciera  que el cine colombiano estuviera destinado a eso, a la perdida, en palabras de Ospina “Por eso tengo una imagen negativa del cine cuando todo el mundo pide una imagen positiva del país.Qué más puede esperar un país subdesarrollado sino una imagen negativa. Para tener una imagen positiva se necesita dinero, porque todo en el cine cuesta” 
 
Sin duda el legado dejado por Andrés Caicedo y el grupo de Cali al que pertenece Luis, sus revistas y sus producciones aún permea el pensamiento de los jóvenes y se mantiene en el tiempo como una coyuntura cinematográfica fundamental para el cine latinoamericano, urbano, cotidiano y naturalista. Pero, podría ubicarse su auge entre los 80 y los 90 donde otros productores y directores de cine de barranquilla y Medellín florecían con temas similares retratando precisamente ese contexto ya mencionado; por ejemplo hacia 1988 Víctor Gaviria hace Rodrigo D, hacia 1997 y 98 el mundo de las redes abría sus perspectivas y se hace la vendedora de rosas, hacia el 99 Luis hace soplo de vida que de alguna manera retoma referentes noir y también para esta época se produce la virgen de los sicarios de Barbet. Hoy día, aunque se continúan algunas narco novelas, se ha desplazado el cine a un ámbito más artístico, más de otras temáticas que no competen tanto a esa cruda realidad; porque de alguna manera eso no es lo que los espectadores desean seguir viendo.

 

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